lunes, 14 de enero de 2013

Cuando caes, terminas abajo.

<<Y entonces sucede. Es un segundo. En un momento te das cuenta de que estás callendo y de que el inicio de cualquier cosa es triste, porque todo lo que comienza, acaba. Porque todo lo que deseas acabará desapareciendo. Pero tu sonríes de esa forma estúpida, con una tonta ilusión y la gran esperanza de llegar a alcanzar la felicidad.
Y ese instante cambia tu mente. A partir de ese instante tu ya no eres tu. Un velo tapa tus ojos, te impide ver y empiezas a actuar de forma inconsciente. Tanto, que ni tu misma sabes que es lo que estás haciendo. Y te da igual hacer el ridículo, perder amigos, estropear todo tipo de relaciones, hacer locuras... Estas cegada y aunque ese velo es muy fino, su influencia es inmensa.>>


{...}


Realmente odio tener esa sensación... Pero ahora estoy callendo. 
Aún estoy a tiempo de salvar esa caída, pero una fracción de mi me pide que no me agarre. Que me suelte. Que me deje llevar, que no es tan malo.
No se si quiero caer o seguir saltando, pero se que aún puedo decidir. Aún no tengo un velo. Aún observo las cosas con ligera claridad. Pero tengo dudas... 
"¿Debería hacer balances en temas del corazón?"
Me sienta mal planificar si quiero sentir algo o no, pero después de todo lo que he pasado... "¿De verdad quiero pasar otra vez por lo mismo?"
Y aún así... "¿Es correcto rechazar el amor por el miedo a sufrir?"


El amor duele. El amor, duele siempre. Porque cuando amas, tu vida ya no depende de tí, y la dejas en manos de otra persona. Y confiar en que no dejará que tu se rompa, es una apuesta arriesgada. 
El amor es arriesgar
Amar, es poner su felicidad por delante de la tuya. Porque cuando amas, lo que mas deseas es hacer que esa persona sea feliz. 
El amor duele, pero una vida sin amar, sería una vida vacía..

No hay comentarios:

Publicar un comentario