martes, 10 de diciembre de 2013

17.

Un número.
Sinceramente, no se si me persigue para bien, o para mal, pero lo cierto es que ese numero siempre anda rondando a mi alrededor, trayéndome cosas buenas, malas, recuerdos, nuevas experiencias.

Fue curiosa la forma de conocerle... y como las cosas fueron tomando su curso, como un torrente aroyando todo lo que tiene por delante, sin miramientos. Puede que fuera su forma de expresarse. Una forma clara y concisa de decir las cosas, una voz sin dudas. Imponiendo confianza desde la primera palabra hasta la última. Tal vez fuera su historia, que compaginaba bastante con la mía en algunos aspectos, o tal vez mis desesperadas ganas de amar por encima de todo lo que me decidiera. Pero sin duda esos besos sabor tabaco fueron como una luz al final del tunel.
Por supuesto no podía volver a caer en los mismos errores, porque como ya he dicho, son experiencias. Pero si que en parte me salvó de, al menos, la tentación de cometerlos, porque una nunca deja de ser adicta, solo aprende a mantener a raya sus instintos.
Pues sus ojos, azules, sabios a pesar de su edad, unidos a los míos, su tacto... ¿Tal vez fuera un revuelto de todo  mezclado con el sabor amargo de unos tragos? Tal vez. Pero ese látigo debió de gustarle bastante para que se decidiera a ir a por mi.

A pesar de lo genial y divertido que ha resultado todo desde el principio, siento que en el tengo un apoyo que no he tenido nunca. Pues que alguien te haga sentir protegida es la mejor sensación del mundo. Como bien dice el, no quiero un para siempre. Quiero un día a día que sea eterno.

No me preguntes cuanto creo que va a durar esto, porque yo no veo mas allá del día a día que se me presenta. No me preguntes sobre el futuro, porque todo lo que quiero hacer es vivir el momento. Y si, espero con ansia ese 17 que me recuerde que después de que solucionara las cosas con su mejor amigo, me pidiera que completase la noche con un sí. Y si, claro que quiero... Quiero sentirme bien todos los días... Junto a Él.