domingo, 26 de enero de 2014

Dividida.

Una super defensora del amor y del dejarse llevar por los sentimientos, en crisis. Por primera vez me atacan las dudas sobre si de verdad eso es lo mejor.





Con el corazón dividido en sangre y neuronas, una chica escribe en un papel cosas buenas y malas de los dos chicos que rondan en su cabeza, diferentes, mas bien contrarios, una elección dificil.

Cuando la mente le habla al corazón para decirle que deje de sufrir y lo deje actuar, el órgano no sabe si de verdad debe quitarse del medio... Al fin y al cabo, es su función. Bombea sangre y se arrebata cuando quiere... Cuando siente. Las neuronas actúan de manera racional, sistemática, obviando si esa sonrisa le produce o no mariposas en el estómago o dolores en el pecho de tanto llorar.

Y allí estaba ella, sacando a relucir las mejores virtudes y los peores defectos de cada uno, comparando y repasando. La respuesta estaba clara: La opción del cerebro era infinitamente mejor a la del corazón, pero por alguna extraña razón, aún tenía la espinita que le impedía decidirse.

¿Izquierda o derecha?



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